Lamentablemente en los tiempos que vivimos, simplemente contemplamos la belleza exterior, sin importar lo de adentro. Ese es el mensaje que además le damos a las nuevas generaciones y que los niños absorben de los grandes. Esta historia triste, trata sobre un hermoso perro, que según quién sabe qué estandars o cánones de belleza canina, para algunas personas es un perro feo, y cómo las personas pueden llegar a maltratar a un pobre animal por cómo se ve. Nos imaginamos que si esto le sucedió a un perro con el dueño, lo que pueden llegar a hacer los humanos con los perros callejeros que "no son de raza" y por lo tanto no son tan bonitos para algunos... En fin, una historia realmente triste y conmovedora, escrita por el dueño de esta hermosa mascota, que compartimos con los amantes de los perros. Ojalá no se repita y ojalá podamos transmitirle a las nuevas generaciones más y mejores valores para ayudar a los animales y no maltratarlos por ser feos o menos bellos que otros.
"Hoy saqué a Mito a pasear al parque. Una niña de siete años le gritó feo. No me importó. Comienzo a acostumbrarme a que le digan feo a Mito. Esa fue una de las razones por las que vive conmigo. Pero luego, la niña tomó una piedra y se la arrojó. La mama no dijo nada. Recordé novelas que tuvieran como protagonista a un perro, desde” Tombuctú” de Paul Auster, hasta” Cujo”, de Stephen King. Por más que intento, no puedo imaginarme a Mito convertido en mastín diabólico como Cujo. Pero sí puedo imaginar a la niña transformada en un pequeño demonio, adiestrada por sus padres para valorar sólo la belleza convencional y a humillar a seres indefensos a los que desprecia por el delito de ocupar el último lugar de su apreciación estética. Así se incuba el racismo y el odio al extraño, al migrante, al diferente. Mito es bello."
La historia de un perro "feo"
"Hoy saqué a Mito a pasear al parque. Una niña de siete años le gritó feo. No me importó. Comienzo a acostumbrarme a que le digan feo a Mito. Esa fue una de las razones por las que vive conmigo. Pero luego, la niña tomó una piedra y se la arrojó. La mama no dijo nada. Recordé novelas que tuvieran como protagonista a un perro, desde” Tombuctú” de Paul Auster, hasta” Cujo”, de Stephen King. Por más que intento, no puedo imaginarme a Mito convertido en mastín diabólico como Cujo. Pero sí puedo imaginar a la niña transformada en un pequeño demonio, adiestrada por sus padres para valorar sólo la belleza convencional y a humillar a seres indefensos a los que desprecia por el delito de ocupar el último lugar de su apreciación estética. Así se incuba el racismo y el odio al extraño, al migrante, al diferente. Mito es bello."