lunes, 18 de julio de 2022

Los perros que se comen sus excrementos

Los perros que se comen sus excrementos

La costumbre de muchos perros de orinar dentro de casa puede obedecer a la necesidad de marcaje territorial (en el caso de machos dominantes), al hecho de tener cerca una hembra en celo o a otros motivos. Estos perros, en sus paseos diarios, que normalmente suelen ser 2 ó 3 , juegan y hacen sus necesidades, el hacerlo también en casa, suele ser una conducta aislada o puntual.

Si la micción se produce por alguna cuestión de las mencionadas, con un simple estímulo aversivo y con la limpieza rápida del sitio marcado, se podría solucionar. La finalidad es que el perro no asuma la casa como una parcela más donde orinar.

Pero lo que realmente es un problema para el dueño es cuando ésta situación se ha convertido en hábito, muchos perros salen a pasear más de 3 ó 4 veces al día durante más de media hora, se dedican a jugar con otros perros, a saludar al vecino o a traerle un palito al dueño, pero de orinar en la calle, nada de nada. El dueño opta por pasear al perro con su correa, sin soltarlo, por si el perro asocia los paseos con juegos y el w.c con la casa, bueno...¡pues ni por ésas!. En la calle no hace nada y al llegar a casa espera a que el dueño se marche a otra habitación o se va él para defecar a su antojo. Nunca lo hace delante de su dueño, ¿ y eso por qué?, ¿qué pasa?, ¿por qué el perro actúa así?...

La respuesta es simple:

En algún momento al perro se le ha castigado la conducta de defecar, no ha canalizado bien el porque del castigo y ahora se esconde para hacer sus necesidades, ya que entiende que delante del dueño será castigado. Los animales, y el perro entre ellos, aprenden por asociaciones, así, el perro que canaliza mal la información que recibe de su dueño al regañarle por hacer sus necesidades pensará que cuando defeque se le castigará y por tanto se esconderá de su dueño para hacer sus necesidades e incluso podría comerse sus propias heces.

La coprofagía, se produce por varias razones:

  • el perro está en casa sólo, se aburre, tiene ansiedad por separación, estrés, etc…
  • el perro, se ha acostumbrado desde pequeño, en la fase de su vida llamada impronta, a vivir entre cacas y ve normal alimentarse de ellas, entre otras cosas porque en las heces hay proteínas y otras sustancias no digeridas que poseen cierto valor nutritivo, que al perro no le desagradan. De ahí que muchos se coman con pasión las cacas de las ovejas, los caballos, la de los humanos, etc..
  • el dueño, ha castigado la perro, normalmente hocicándolo en las heces, el perro no ha canalizado bien el porque, y asocia el castigo con el hecho de defecar y no con el hecho de defecar en un lugar determinado.

En las hembras la conducta suele ser más común, por el hecho de que el día en que tengan una camada, se comerán las heces de sus crías por varios motivos:

  •  les aportarán nutrientes durante el periodo de tiempo que se encuentran sin salir de la paridera. por una práctica de higiene para tener su cubil limpio, puesto que sucio, cogerían enfermedades, morirían sus cachorros.
  • como parte de un estímulo necesario para desencadenar los reflejos de micción y defecación en los cachorros.

Otra opción, que suelen diagnosticar los veterinarios, es la deficiencia de minerales. Este diagnóstico suele ser el correcto cuando el perro desde que llega a casa y sin aplicarle ningún  refuerzo negativo, el solito, se las come y se queda tan ancho. Es más habitual en los cachorros y sobre todo en cachorros que como se ha mencionado más arriba, en la fase de la impronta, han estado entre las heces sin una higiene adecuada o en perros adultos, que sin aplicación de estímulos negativos de repente inician esta conducta.

Puede deberse a factores hereditarios: uno de los congéneres se lo pasa a las crías y con un simple estímulo desencadenante se realizará la conducta.

Adquiridos, esta conducta ha sido aprendida por medio de la imitación.

Los tratamientos y pautas a seguir para una corrección, de esta conducta anómala, dependerán de las causas, que como vemos las hay de diversa naturaleza. Desde que el perro es cachorro, debemos llevarlo al sitio indicado de evacuación y premiarlo con caricias y elogios cuando haga allí sus necesidades. Nuestra actuación debe ser la misma en el caso de que nuestro perro sea adulto. Para un perro, aprender esto no será difícil ya que entenderá que la casa donde vive, es su madriguera y en los perros es algo innato mantener la higiene donde viven.

Hay perros, que se sienten inseguros o intimidados y se pueden orinar en señal de sumisión frente a su dueño incluso cuando los saluda. En estos casos, el dueño tendrá que ponerse a la altura de su perro, agachado, sin mirarle a los ojos fijamente y hablarle en un tono de voz suave... y sobre todo ser paciente... con esta actitud.

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